EL ALGUACILILLO

COMENTARIOS BREVES, ASUNTOS DE MAYOR O MENOR IMPORTANCIA

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2024
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LA DIVINA BOBERÍA

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PONERSE BONITO

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UN PINCHACITO, NO DUELE

SOBRE ASISTENCIAS Y BAJAS

TOROS GOURMET

SOBRE INDULTOS

¿SE ACABAN?

SOBRE RETIRADAS

¿HAY QUE CALLARSE?

ANTIS Y REDES SOCIALES

Las malditas MUSAS

SOBRE MORANTE

TÚ NO LO SABES

SOBRE PAMPLONA

LA TIENDA DEL BARRIO

SOBRE SUBSISTENCIA DE LAS PLAZAS

Onetoro: ni un padrenuestro por el asesinado

entrada del 25 de septiembre de 2024. D.F. Sobre Onetoro.

Resulta que ahora todo el mundo sabía del fracaso de Onetoro. Sinceramente yo no. Veía cosas raras, eso sí, veía aciertos y desaciertos, como en todo. Es verdad que había dudas y que la gestión de cara al público del canal, dentro de un mundo tan opaco y chismoso como el de los toros, no fue la más acertada: faltaron buenas campañas de promoción, mucha transparencia, menos cambios. Que si ahora me llamo Mundotoro, que si Onetoro, que si hay un extranjero financiándolo, que si no lo hay, que si pongo a tal presentador, que si no lo pongo.

Que la tauromaquia saliera de un grupo potente como Movistar, todo un colchón, tenía su riesgo. Pero había movimientos esperanzadores en Onetoro: eso que se llama ahora la omnicanalidad. Que algo se pueda ver en todas partes y en todos los dispositivos. En efecto, he pagado dos cuotas anuales y, hasta la fecha, he podido ver los toros en el AppleTv conectado a mi televisor, en el iPad, en el iPhone. En casa y en hoteles. En el campo y en la playa. En ocasiones he pagado también una cuota mensual para que otra persona de mi familia pudiera ver el festejo a la vez en su dispositivo. Ya ven: soy así de raro. Llevo toda la vida pagando por la música, por los libros, por el teatro, por el cine y, por supuesto, por los toros. La piratería me resulta insolidaria.

Un día después del episodio más grave, del mayor terremoto que ha sufrido la tauromaquia (si no contamos el cierre de Barcelona o los episodios judiciales de México o Colombia), el silencio del establishment (toreros, cuadrillas, apoderados, empresarios, los propios comentaristas, la Fundación Toro de Lidia, los ganaderos, la mayor parte de la prensa taurina...) es, como se suele decir, ensordecedor. Que la retransmisión de los festejos mayores (Madrid, Sevilla, Pamplona...), sea en Canal + o en sus sucesoras, desaparezca de repente sólo tiene el calificativo de tragedia. No es bueno para nadie. Sorprende, por tanto, este silencio. Inquieta. Entristece. Quema. Quizá porque subyacen muchas deudas vencidas, demasiados honorarios elevados, mucha cuota de poder, muchos asideros. Todos callan porque todos pusieron un dedo en el cuchillo asesino.

Los valientes que se lanzaron a este propósito son los primeros culpables. Por ilusos, por temerarios, por no previsores. Era loable el proyecto, en efecto, por ese tema de la omnicanalidad y de que en todo el mundo se pudiera ver a Morante, a Luque, a Borja, a Ortega o a Roca. Ingenuos fuimos nosotros cuando nos decían los comentaristas que había tantísimos espectadores en México, en China, en Uzbekistán, en Kuala Lumpur. A mi me sorprendían esos datos pero uno es optimista. También chocaban las incesantes alusiones al espectador para que se abonara al canal. Como cuando el cura dice a las veinte feligresas que es preceptivo venir a misa. Yo decía: si todos los que lo vemos estamos abonados, ¿por qué no siembran fuera de aquí?

Tengo a mi alrededor ejemplos numerosos de esa gente que se dice aficionada o que le interesa el mundo de los toros. Ninguno estaba abonado a Onetoro. Otros ni siquiera sabían de su existencia. Es decir, por H o por B el medio no ha llegado ni ha sabido venderse. Me creo, desde luego, que pueda haber muchos piratas. Los hay con el fútbol, con la música, los canales de series, con los libros. Yo no sé cómo piratear, tardo menos en pagar la cuota legal que andar con trapicheos. Pero los hay.

En resumen, había un cuchillo afilado sobre una víctima. Las pruebas de ADN muestran muchos dedos. Cerca del mango el de unos empresarios al estilo Barnum, que pensaron asaltar los cielos y se han quedado colgados de un pináculo de Las Ventas; están las huellas de la mano de aquellos empresarios de plazas que, cobrando ingentes cantidades de la propia televisión, subían a la vez los precios de las entradas; están los matadores y sus apoderados, que no han ajustado sus honorarios a una realidad que no era tan boyante como parecía; toda la panda de agradaores, vendehumos, lameculos que rodea este mundo; y están los aficionados fetén: yo es que no pago por ver esos festejos, es que a mí esos comentaristas no me representan, es que vaya toros, es que siempre Morante y Roca y no sale el Pocho, un torero elegante y valiente de Villalcornoque, al que conozco yo y mi primo. Pues mire usted: con festejos mejores y peores, con toros de más trapío y de menos, con comentarios acertados o al borde del lametazo, con carteles más cerrados o ridículos, yo prefiero ver por televisión Sevilla, Madrid, Pamplona, Valencia, Santander... que no verlo. Después sacaré mis conclusiones y cuando me apetezca o pueda, iré a la propia plaza a verlo en directo. Pero estuve in situ el día del rabo en La Maestranza (una contrabarrera de sol) y gracias a Onetoro he podido recrearme después en ello.

En un mundo global 53000 abonados es una miseria. Es un proyecto muerto. Con eso no pagas ni los transportes ni la luz ni los servidores de internet. A lo mejor es que somos cobardes o que tal vez es que no hay tanto aficionado como pensamos y que la tauromaquia ha entrado igualmente en una vía muerta.

Porque está claro que aquí hay un muerto, hay un cadáver. Que ya huele. Al velatorio no ha venido nadie. Cuando vivía, bien se aprovecharon de él. Pero como dice la copla, "ninguno el sombrero se ha quitao' para rezarme, para rezarme ni un triste padrenuestro". Así es este mundo del toro. 

David Ferrer
25 de septiembre de 2024

entrada del 25 de julio de 2024. D.F.  Salamanca, Salamanca.

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Ponlo difícil: Madrid, verano

entrada del 16 de agosto de 2024. D.F. Madrid, vacíos.

Me gustaba la Corrida del día de La Paloma. 15 de agosto. Creo que acudí el último año antes de la pandemia, en 2019. Antes del fenómeno Juan Ortega, allí vi al sevillano un tórrido 15 de agosto. Y a Robleño, y a Frascuelo, y a Román, que cortó dos orejas. Después los carteles no me han tentado lo suficiente como para coger el coche y plantarme en la explanada de Las Ventas con 35 a la sombra. El mundo taurino hace gala de las tradiciones y es reacio a los cambios sociales. Había en los espectáculos taurinos una curva ascendente que alcanzaba su clímax a mediados de agosto: quien no torea el día de la Virgen no es torero ni es na. Las partes bajas de esa curva las componían los meses previos a la primavera y la mitad de septiembre en adelante.

Un ensayito de Brunner en Acantilado tiene el delicioso título de Cuando los inviernos eran inviernos. Bien, salvo excepciones, los inviernos ya no son tan inviernos pero el verano suele ser tórrido. Cada ciudad, cada plaza tiene su idiosincrasia, sus peculiaridades pero no parece que ahora Madrid sea una ciudad muy propicia para el verano. En otros lugares la tauromaquia aporta llenos (véase Huesca, Azpeitia, por ejemplo) gracias a una buena gestión y a la dimensión festiva del evento. En Madrid la fiesta de La Paloma no se vive como tal en su conjunto.

Porque las cosas cambian, decía Bunbury. A principios de verano, decenas de aficionados irredentos, con mando en Twitter, expresaban su desdicha, su cabreo, su indignación para la temporada veraniega de Madrid: no habría corridas de toros, salvo el día de La Paloma, y se compondría la temporada veraniega con novilladas múltiples y alguna de rejones. Los resultados están a la vista: la afluencia ha sido escasa (mejor en las nocturnas) y los éxitos paupérrimos. Ayer 15 de agosto se cortó la primera oreja en dos meses. Se dice pronto. Atrás quedaron los llenos de San Isidro.

Dirán esos aficionados que hay que mantener la tradición: corridas en julio y en agosto. No sé si ellos mismo acuden a la plaza. Pero dar un espectáculo en Madrid para 5000 aficionados es como darlo en una plaza de tercera para 100. Lastimoso, tristón y carne de crítica para los antitaurinos.

Las liturgias y tradiciones están muy bien si no son un estorbo. Hay que replantearse las temporadas en Madrid. Esa curva de la que hablábamos antes se ha modificado: la gente tiene ansia de toros al principio de temporada (véase el éxito de Valdemorillo) y a los finales. En Madrid, después de San Isidro, la gente está a sus terrazas, sus pueblos y su apartamento de la costa. El pasado domingo de Ramos, mucho antes de San Isidro, se dio una corrida de Cuadri que registró una magnífica entrada. Son algunos datos.

¿Qué hacer? Vistalegre es una oportunidad perdida. Quizá debería aprovecharse a principio y final de temporada. Las Ventas debería dar solo festejos en horario tardío en el mes de julio y olvidarse del desierto de agosto. La feria de Otoño podría ser más larga. No sé. Son ideas. Pero yo cuando voy a una plaza y veo una gran entrada, se me sube el ánimo al margen del resultado. Si estoy solo, al lado de diez extranjeros que no entienden nada, me dan ganas de quedarme en casa. Y los puristas y sus tradiciones deben comprender que Madrid 2024 no es Madrid 1974.

David Ferrer
16 de agosto de 2024

entrada del 25 de julio de 2024. D.F.  Salamanca, Salamanca.




David Ferrer
25 de junio de 2024

La divina bobería

entrada del 24 de mayo de 2024. D.F.  Mansedumbres, podredumbres.

A los toreros (y a los aficionados) nos encantan los rituales. Es parte del espectáculo y de la fiesta. Las capillitas, las oraciones, tocar madera, un marcaje en la arena antes del paseíllo. Hasta el toro más tonto pega un derrote y causa heridos;  la vaquilla más tonta te deja en una silla de ruedas. Lógico, por tanto, este aura de misticismo, de comunión interior, de incertidumbre. La emoción, la expectativa se palpa el día de las corridas grandes, la de las figuras: y todo sigue así hasta que rompe el paseíllo y sale el primer astado. ¿Astado? A veces. 

Hay algo de lo que no se suele hablar porque parece que damos alas a los argumentos de los antitaurinos. Pero, igualmente, existe algo de verdad en ese leit motiv que circula en algunas redes: "el enemigo está siempre dentro" o "el fuego amigo es más peligroso".

Llevo ya este año unas cuantas corridas presenciadas in situ en esta temporada 2024. Y no cuento las vistas por televisión. El balance es desolador: existe un predominio de una divina bobería en los toros y no me refiero a lo que ocurre en los tendidos. Hablo, por el contrario, de un toro bobo, mal presentado, que viene por aquí, se va para allá, no transmite y parece adormecido. De este tipo en directo he presenciado ya unos cuantos. Y otro asunto inherente es el de la presentación pero ahí me dirán que no vas a comer el mismo bogavante en un restaurante de primera que en el chiringuito de la playa. La divina bobería, aderezada con ritual y misticismo, con despaciosidad (como reza esta web) y con arte, es la que nos tragamos cada tarde. Y salimos como si nos hubieran dado una patada en la ingle que es donde comúnmente para evitar robos llevamos la cartera. 

Lo de ayer de Puerto de San Lorenzo en Las Ventas se suma a lo de Alcurrucén en Talavera el otro día, lo de García Jiménez en Sevilla, lo de Juan Pedro, lo de esto y lo de aquello. Sí, de vez en cuando sale algo glorioso como Salvador Domecq en Sevilla, Fuente Ymbro en Madrid o Victorinos en Osuna. Pero lo normal es que salga el sol por Antequera, es decir, rezos, paseíllo deseando suerte y después a intentar hacerle algo a un torito del encaste de la divina bobería. Y que Dios reparta suerte. 

David Ferrer
24 de mayo de 2024

Ponerse bonito

entrada del 4 de febrero de 2024. D.F.  Las galas.

De vez en cuando al mundo de los toros le gusta ponerse bonito.  Ponerse de gala. Como un petimetre. Lucirse y sacar el postureo., ese ego que todos llevamos puesto. En definitiva, abrirse. No es malo a priori. Hubo un tiempo en que los toreros salían en los telediarios, en las revistas, en los corrillos extrataurinos. No siempre eran buenas noticias pero el caso es que la tauromaquia estaba arraigada en la sociedad. De eso han pasado muchos años. Más de veinte y más de treinta. Así que ponerse bonito ahora, lucirse, salir de gala se antoja a veces como una exhibición de equilibrismo cuyo resultado no está bien calculado.

Al más íntimo de los toreros, de profundidad e integridad casi mística, le ha costado caro, en contra de sus deseos, ponerse bonito fuera de los ruedos. Hablo de Juan Ortega. Al pobre le han sacado las costuras y le han cortado un traje en revistas, tertulias vomitivas y hasta lo persiguen con las alcachofas virales para que hable de algo que los aficionados no queremos escuchar ni nos importa. Para los de fuera, Juan Ortega no es el autor de alguna de las cumbres de la despaciosidad capotero sino un tipo que se quiso poner bonito y su asunto personal terminó por peteneras. 

Lo de las galas de San Isidro es otra manera de ponerse bonito. Tampoco es mala idea: hay que publicitar pronto los carteles para que la gente conjugue sus vacaciones, sus presupuestos y equilibre los días con asuntos familiares y otras competencias en el sector del ocio. Ha pasado una semana y los debates no confluyen, no convergen. Menudo disparate. Para el aficionado taurino todo está mal: si ponen a tal torero porque lo ponen (los días del lleno) y si no ponen a otro, otro traje que te cortan. Los mismos que protestan de esto no acuden cuando hay un cartel interesante 
una tarde agosto o fuera de la feria. Y luego el desarrollo mismo de la gala: un tostón interminable de miradas al ombligo. Y en eso no estamos solos porque los Goya o los Feroz, en cine y teatro, van a la par en desatino, prolongación y aburrimiento. Cuando no nos habíamos repuesto de ese collage que solo se entiende en clave interna (¿alguien que no sea abonado sabrá quién es el Rosco?), sale un periodista deportivo, de modales egocéntricos, pasado de toda rosca, a desbaratar la gala y postularse para ocupar tarde tras tarde su puesto gratis del callejón. En eso queda todo. El público aplaude, porque aquí y en los Goya, todo se aplaude. 

Pero lo peor de la gala son las consecuencias no calculadas. Primero el cartel. Y luego los políticos. Ayuso dijo una frase que en realidad no dijo y que los de fuera han interpretado como algo que a lo mejor pensaba pero que no dijo. Da igual. Vuelta a darle protagonismo a los políticos y escorar la tauromaquia de manera torticera. Total, que la tauromaquia se puso bonita en la plaza de Las Ventas pero el público de fuera sigue sin saber cómo torean Morante, Juan Ortega o Borja Jiménez. Pero se habló mucho del vestido de gala de Ayuso y de algo que comentó de una sequía. Verás cómo en mayo el cielo sobre Las Ventas se cubre de nubes. Y se nos mojan las galas. 

David Ferrer

Es solo un pinchacito, no duele.

entrada del 12 de septiembre de 2023. D.F.  Sobre asistencias y otras bajas.

Tiene el antitaurinismo militante una forma muy apasionada de entender su magisterio y su evangelismo: no son demasiados pero sí ruidosos. Como en las manifestaciones pinchan en hueso (raro es ver a más de cien antitaurinos congregados), son ahora las redes sociales del sector (las de información taurina digital, las de aficionados o las de empresas) donde muestran su bilis en forma de memes, dibujos o insultos de tres al cuarto. Y digo que no son muchos porque siempre me encuentro los mismos nombres, ya sea en Facebook, en Instagram, en X... Los aficionados juiciosos pasamos de ellos en la mayor parte de los casos pero a veces tratamos de provocarlos con mayor inteligencia que la que ellos demuestran. El problema real es que el aficionado medio, el aficionado ocasional o simplemente el curioso se asusta cuando ve una gresca, un sitio donde se le insulta. Y eso el antitaurino lo sabe bien: aunque con pocos soldados, se trata de crear pánico y forzar el desánimo y la derrota. 

La temporada 2023 empezó con algún que otro zambombazo (lo de Morante, en una tarde en la que no se llegó al lleno ni de lejos) y en el Madrid de San Isidro y otras plazas hubo excelentes entradas. El buen taurino come una vez, se atiborra, y piensa que, como los osos, ya tiene la temporada hecha. Que todo es pan comido y que somos inmunes a los vientos externos. Pero a partir de junio llegaron las rebajas, continuaron los pinchacitos de los antitaurinos y, lo más peligroso, las cosas mal hechas desde dentro. Madrid programó unos carteles absurdos en verano. Las plazas de segunda se llenaron de ferias repetidas: daba igual estar en un sitio que en otro. Comenzaron a salir toros ejem, qué toros. Se desencadenaron los indultos y, para colmo, se suceden las bajas. Unas desgraciadas e inevitables en esta profesión de valientes, otras dudosas. Pinchacito a pinchacito, y aguántate que esto no duele. Pero duele, y verás los números.

Pongamos delante una feria bien presentada, que se encontraba en declive: Valladolid de la mano de Tauroemoción. Carteles abiertos (figuras y no figuras) y tres carteles consecutivos de postín (el de las figuras con Victorinos, el cartel del arte sevillano y el apoteósico del domingo). Quitando la tarde de Victorino (con la ausencia repentina de Roca Rey), las entradas han sido pobres. Juan Ortega realiza dos de las faenas del año ante media entrada de público. A mí que me lo expliquen. ¿Dónde está el buen aficionado? Quizá aburrido en casa por muchas razones.

La feria de Salamanca, antaño de las más importantes, lleva el mismo camino de las medias entradas. Allí la empresa no es nueva. Y como en el caso de Valladolid, la ausencia de Morante en un ay. No es baladí la cosa. Morante se convirtió en los dos ferias anteriores en ídolo de la afición charra. Sé de mucha gente de Sevilla, de Madrid y de otras partes que tenían ya preparados coche, hotel, fin de semana en Salamanca... Y que han suspendido todo. Y el aficionado, que es pasional para lo bueno y lo malo, entiende las convalecencias por cornada y baja prolongada como la de Daniel Luque. Faltaría más. Pero duda de estas bajas intermitentes: ahora sí, ahora no, ahora voy, ahora me infiltro, ahora le doy un pinchacito al aficionado... Y a la economía del toro.

Los pinchacitos externos cada vez me duelen menos: me río yo de los antitaurinos. Cuarenta en manifestaciones y los mismos quince insultando en las redes sociales. Duelen más ciertos comportamientos de los profesionales: de empresarios sin imaginación (no todos, por suerte), de tejemanejes de empresas y de apoderados, de ganaderos en liquidación de saldos, de plazas sin cuidar, de precios... Mañana media entrada. Si hay suerte. Y tres cuartos escasos si van Roca o Morante. Se rumorea incluso que vuelve Ponce... Me pinchan y no sangro.

David Ferrer

Toros Gourmet

entrada del 28 de agosto de 2023. D.F.  Sobre indultos.

Conozco a una persona que, al vivir sola, no le apetecía ese rollo de aprender a cocinar. Muy comprensible. Durante unos cuantos años se alimentó de cómida rápida, de precocinados del supermercado y de picoteos varios. Decía que estaba sano y en verdad su figura esbelta no atestiguaba para nada su deficitaria alimentación. Un día un amigo le invitó a comer a casa de su madre para que le ayudara en unos trámites en los que era experto. De menú: unas sencillas lentejas y un estofado. El de la comida rápida se pasó semanas valorando ese manjar y ponderando que ni en el más caro de los restaurantes Michelin se comería igual. Pero no pidió la receta y siguió comiendo igual, con el recuerdo de unas humildes y sabrosas lentejas. 

Algo parecido le pasa al aficionado a los toros de hoy. Está aburrido de toros precocinados: iguales, bonancibles, a veces mansos o a veces descastados, corretones y animosos al principio pero que se vienen abajo en el tercio de muleta. Apetitosos como unas albóndigas envasadas del hipermercado. Y de vez en cuando en una plaza de segunda o de tercera sale el equivalente de unas lentejas bien hechas y caseras. Nada del otro mundo. Un toro que humilla, que se mueve, que se reboza codicioso en la muleta hasta el final. Y muy pronto el que ha pagado la entrada quiere ser testigo de algo histórico, de algo que contar entre una debacle de toros sin fondo ni calado. Y a ese toro adecuado, normal, repetidor y bravo, se le otorga el indulto. 

En poco más de una quincena hemos sabido de al menos seis indultos, y seguro que alguno me dejo: Escribano en San Roque un FuenteYmbro; en su triunfal despedida, El Juli salvó la vida de un ejemplar de Garcigrande en Gijón; El Fandi indulta a un toro de Garzón en Sabiote, un pueblo de Jaén; Roca Rey uno de Santiago Domecq en Antequera; en la corrida magallánica de Sanlúcar, Esaú hizo lo propio con Guineo, de Miura; El Cid en Tarifa un ejemplar de Fuente Ymbro.

¿Son merecidos estos indultos? ¿Somos los aficionados como ese comensal al que un buen guiso casero le parece un plato gourmet? Habría que ver caso por caso. Solo puedo juzgar personalmente los dos casos que he podido presenciar por las retransmisiones de Canal Sur: excelente y por encima del matador el Miura de Sanlúcar, de indulto merecido; un gran toro el FuenteYmbro de Tarifa al que hizo brillar un experto y meritorio torero como es El Cid, pero con un premio algo excesivo. Lo cierto es que la Fiesta anda algo triste, mortecina, simplona, digerible como unos macarrones de "calentar y listo" del Lidl. Y es tal el desánimo que hasta las patatas con rabo de la abuela son un lujo.

David Ferrer

¿Se acaban?

entrada del 24 de agosto. D.F.  Sobre retiradas.

Vivimos tiempos muy propensos a la exageración y la hipérbole donde la controversia por un beso robado es capaz de hundir el entusiasmo colectivo por una victoria deportiva. La tauromaquia no lo es menos y las redes sociales son el aliado perfecto para toda suerte de mensajes grandilocuentes. Nada nuevo bajo el sol y sobre el albero. Es conocida la anécdota del telegrama que envió Guerrita tras conocer el desenlace de Joselito: "Impresionadísimo. Se acabaron los toros". Y aunque el entierro de Joselito el Gallo se vivió con verdadera conmoción dentro y fuera de Sevilla, no se acabaron los toros sino que continuaron con esa otra edad de plata de Manolete, los Bienvenida, Domingo Ortega, Dominguín y de ahí pa´lante, que diría un castizo.

La retirada inteligente y planeada de El Juli ha generado especulaciones sobre lo que ocurrirá tras la ausencia de un torero poderoso y taquillero. Pero como de un hilo salen otros cuatro, circulan rumores sobre las retiradas de Morante de la Puebla y Manzanares.  Con Ponce fuera de los ruedos y un José Tomás que no se prodiga ni baja sus pretensiones en las negociaciones, de suceder esto, y si observamos los carteles de las dos últimas temporadas, nos quedaríamos con el cincuenta por ciento de los carteles vacíos. El otro cincuenta de las ferias de segunda lo conforman Talavante, Ortega, Cayetano, Emilio de Justo, Castella y Daniel Luque, en orden aleatorio o variable.  Extraordinarios, cada uno a su estilo, pero que no llenan. Y Roca Rey, que se quedaría como generador absoluto de llenos en la plaza. 

Los toros no se van a acabar, salvo que el público decida no acudir, que es la última campaña y el último cartucho que en las mismas redes esgrimen con alborozo las asociaciones animalistas. No podemos poner a Roca en todos los carteles por lo que sin El Juli y sin Morante... Ya veremos. 

David Ferrer

¿Hay que callarse?

entrada del 18 de agosto de 2023. D.F.  Sobre antis y redes.

A diferencia de otros segmentos culturales (los libros, el cine, la pintura, la música...) donde las controversias suelen ser internas o endogámicas, el mundo de la tauromaquia anda siempre con un doble altavoz donde lo bueno solo queda para dentro y lo malo llega hasta el último pueblo de los Pirineos y de Canarias. En el mundo de la literatura, por ejemplo, hay chanchullos y aspectos malolientes por doquier: premios amañados, despilfarros, la burbuja de la autopublicación y tantas otras cosas. Pero finalmente sobresale esa gran novela que pone de acuerdo a todos los lectores. En la tauromaquia, ya puede cortar un rabo Morante, llenar diez tardes seguidas Roca Rey o indultar un toro el Juli, que solo servirá para alborozo interno de los aficionados. Pero, ay, amigo, ay: pobre de nosotros como una plaza no se llene o un puntillero tenga una mala tarde... 

La corrida de la Paloma fue un fracaso sin paliativos. Era una de las fechas más bonitas del año pero la falta de interés de los carteles o las temperaturas extremas en esos días hacen que el aficionado prefiera la playa, la sierra o el aire acondicionado de su casa. Ya no se llena ni con grupos turísticos. Una de las organizaciones antitaurinas más activas y militantes (me niego a darles publicidad) aprovechó este bochorno agostado de cemento madrileño para lanzar una campaña sobre la falta de interés de la tauromaquia y la decadente, según ellos, afluencia a los cosos. Esa foto fija y real de la plaza más importante en el ferragosto tiene más relevancia, y los antitaurinos lo saben, que los llenos en Huesca, Málaga o el regreso venturoso de Gijón. 

Paralelamente las controversias en Twitter (o como se llame ahora) de muchos aficionados han girado en torno al supuesto afeitado masivo de toros en las últimas ferias, a los problemas económicos de onetorotv, a la situación incierta de las enfermerías francesas o a la anécdota de que una médico llegó a su cometido con unas gotas espirituosas de más. Los antitaurinos militantes de las redes, que no son muchos pero sí muy activos, y la asociación esa, en concreto, se frotaron las manos e hicieron su labor, dejando las faenas de Fortes, de Morante, de Emilio de Justo, del Juli y de Roca en un oscuro rincón de las redes. 

No tengo una respuesta clara. ¿Cuándo deberíamos callarnos en las redes o cuándo utilizarlas en legítima protesta? Los enemigos transitan en el mismo barco, llámese Facebook, Twitter, Instagram o comentarios digitales. Miremos por donde miremos, tenemos un problema, Houston.

David Ferrer

Las malditas musas de Morante.

entrada del 6 de agosto de 2023. D.F.  Sobre Morante.

Es una suerte si eres bendecido por las Musas. Harás grandes obras, perdurables. Pero no te fíes de ellas: son vengativas, cambiantes, traicioneras. Unas cabronas. Todas. Por ejemplo, Terpsícore, la de la danza, o Calíope, la de la belleza, llevarán tus portentos innatos hasta límites insospechados, como si de un moderno coach se tratara. Te harán poeta, bailarina, héroe o torero.  Brillarás y, cuando creas que has subido a lo más alto, te dejarán caer ahogado en tus pensamientos más oscuros. Así son estas tías. 

Morante de la Puebla lleva más de dos décadas bendecido por las musas. Pero como son malvadas, a veces lo abandonan. Recibe esencias de cada una de ellas: el saber estar, la presencia, el embroque, las pausas, la musicalidad, el ritmo, el silencio y la lentitud. En 2004 sus musas se fueron de vacaciones. En 2007 quizá se fueron a un after hours. No tienen estas deidades un contrato indefinido y cada cierto tiempo abandonan a su suerte a sus protegidos. En agosto de 2017 Morante de la Puebla se acarteló en un interesante mano a mano con El Juli en El Puerto de Santa María. Hacía demasiado calor y las musas del cigarrero no comparecieron. Se ve que las del Juli cobran más o tienen contratos mejor definidos. Y Morante se fue, aburrido. 

Son las de El Juli y Morante dos carreras complementarias en el tiempo. Pero antagónicas, si se quiere. El madrileño se retirará al final de esta temporada de una manera precisa, ordenada y seleccionada para el éxito.  De Morante solo hay rumores: se achaca su ausencia en este último mes a las consecuencias de dos volteretas y sus consecuentes lesiones. Pero hay quien va más al interior, a un problema de las musas del torero. Que son, como dije, unas cabronas. Creo que cuando se inició esta temporada de 2023, Morante tenía el tarro de las esencias repartido en un claro porcentaje: un 80% para abrir la Puerta del Príncipe y un 20 restante para la puerta grande de Las Ventas. Las musas diligentes lo ayudaron sobradamente en el primer objetivo. Aquella tarde de Sevilla perdurará en el recuerdo, en las crónicas, en Instagram y donde haga falta. El otro porcentaje ya no pudo ser: Madrid se resiste y las musas andaban ya cansadas. 

Dios te libre de ser perfecto. Morante de la Puebla es perfecto y quebradizo. Y sus musas, las mejores, son intratables y cabronas. A lo mejor a Morante le convenía contratar a las musas de El Juli o a las de Ponce, sistemáticas como un reloj. Pero, claro, ya no iba a ser lo mismo. Que vuelva pronto el Maestro.

David Ferrer

Tú no lo sabes, tú no lo sabes...

entrada del 14 de julio de 2023. D.F.  Sobre sanfermines.

Además de los cánticos habituales (El rey, la chica ye-ye o himnos de Barricada), los tendidos de sol de la plaza de Pamplona entonaron MariCarmen de La Pegatina, todo un clásico del salseo veraniego con su pegadizo estribillo: "tú no lo sabes, tú no lo sabes, tu hijo es el último en salir de todas las raves". No me acuerdo de quien estaba toreando, y supongo que el matador tampoco se percató, bastante tiene con mantener los cinco sentidos en esa olla a presión que es Pamplona. 

El caso es que el "tú no lo sabes" puede extrapolarse a otros estamentos, como el político, el periodístico y el opinador de Twitter. Abrió la veda en plenos sanfermines Yolanda Díaz, candidata de la gauche divine, quien en la red del pájaro azul azuzó a sus seguidores sobre la supuesta crueldad de la fiesta y sobre su financiación. Tú no lo sabes, tú no lo sabes, Yolanda, la Meca, la Casa de Misericordia, organiza de manera autónoma los encierros y las corridas, es extremadamente generosa con ganaderías y toreros y rentabiliza hasta el último euro para que una institución que atiende a centenares de ancianos abra sus puertas cada día. Tú no lo sabes, Yolanda. 

Tú no lo sabes, Eva Güimil, tú no lo sabes. La mayoría tampoco sabemos quién es Eva Güimil. Se dice que ha escrito una biografía de... Mecano y ahora es columnista de El País, en tiempos el periódico más taurino del orbe. Y para antitaurinos prefiero a Manuel Vicent. Pero la señora Güimil no es eso, y tampoco sabe lo que es un encierro ni una corrida. El 13 de julio se despachó con un artículo de refrito donde había: a) maltrato b) violadores c) hombres ociosos d) descerebrados corriendo e) toros sufrientes que hablan como en una de Disney f) extrema derecha y censura. g) niños viendo eso. Todo junto. Tú no lo sabes, Eva, tú no lo sabes. Dudo mucho de que te hayas levantado a las 7.45 para poder ver el encierro, esa crueldad, que según las cifras alcanza el 60 por ciento de la audiencia matutina solo en España. Y la corrida con lleno por la tarde.

Tú no lo sabes, tú no lo sabes pero hay un disperso grupúsculo, ruidoso pero reducido, de tuiteadores y columnistas antitaurinos, de boicoteadores de las páginas sobre la lidia en las redes, que entran a saco cada día. Tú no lo sabes, y hacen mucho ruido. Y tú no te defiendes. 

David Ferrer

La plaza de toros y la tienda del barrio.

entrada del 6 de julio de 2023. D.F.  De nuevo sobre carteles y asistencias.

Parece un chiste antiguo pero no lo es: ¿en qué se parece un comercio de barrio y una plaza de toros? En que nadie entra y cuando cierra todo el mundo se lamenta. Así es. Hace poco hemos sabido del cierre de unas cuantas librerías clásicas (una en San Sebastián, dos en Sevilla). Tras conocerse la noticia, miles de lamentos, lloros, pesadumbres y congojas. En verdad: ¿cuántos de los lloricas compraban o contribuían en los comercios pequeños y medianos de todo tipo que cierran por España?

Llevemos la metáfora a las plazas de toros. Frente al triunfalismo de inicio de temporada, veo el verano y el otoño de manera incierta. Igual que hay comerciantes que hicieron bien su trabajo y no entienden la causa del descenso de sus ventas, otros se rascaron la barriga en los últimos quince años y el dron de la modernidad los ha barrido. Así los empresarios taurinos. Que los hay buenos y los hay malos. Como también hay carteles repetidos, demasiados, y un público en las redes sociales a veces algo hipócrita cuando la ley del embudo a la que me refería el otro día se abre.

Afinemos la cuestión: ayer se presentaron los carteles de dos plazas del sur, como son Almería y El Puerto. La primera es una pena por lo escaso. Yo recuerdo que la feria de Almería llegó a alcanzar hasta siete u ocho festejos. Este año el empresario ha decidido ir sobre seguro con una novillada y dos corridas. En su derecho está de no perder dinero. Pero en seguida salieron los lloricas de las redes: no han puesto a X, ni a Z y faltan ganaderías toristas. Ahora bien, ¿si el empresario de Almería hubiera puesto dos carteles más con corridas duras y toreros valientes del escalafón medio-bajo hubieran comprado una entrada esas voces lloronas? Vayamos al Puerto. Lo mismo pero más amplio. Morante, El Juli, Talavante, Roca, Castella, Aguado, Ortega, Cayetano y alguna sorpresa como Daniel Crespo. Arreciaron ayer los llantos y las críticas. Que si las figuras, que si las ganaderías...

Como han hecho tantas tiendas de barrio, algún día cerrarán muchas plazas de toros si no se remedia. La culpa a veces podrá achacarse a los empresarios. Pero un comercio aguanta lo que sus clientes quieran. Y si no entran...

David Ferrer

Vamos tirando.

entrada del 3 de julio de 2023. D.F.  El verano en Las Ventas.

No hay cosa más peligrosa que la emulación: es decir, la imitación, la equiparación. Desde hace unos años a Simón Casas parece que le molestan ciertas tradiciones y se empeña en darle a todo un barniz. Pero solo es un barniz, una mejora superficial. Como el padrino cincuentón de las bodas que en los bailes lo da todo. Hasta el ridículo cuando brinca y codea con el éxito de Bizarrap y Rauw Alejandro ante el estupor de hijos, sobrinos y amigos. Casas se hace llamar "el productor". Con sus socios de Nautalia y Plaza 1 anda también dando barnices, modernizando por aquí y por allá sin encontrar la textura ni la tecla. La feria de San Isidro ha salido rentable, o por lo menos en cuanto a ocupación de los tendidos. Eso no hay que negarlo. Pero a partir de ahí, da la sensación, como siempre en Madrid, de que vamos a ir tirando. 

La tarde del dos de julio los "productores" programaron una corrida de toros. No una novillada, sino una corrida. Para 6000 personas. Una corrida que por mil razones se truncó en lo ganadero y que por otras mil, las cosas de Madrid, encendió los ánimos de los escasos aficionados presentes y de los que vieron el tostón por televisión. Que tiene mérito. Salieron en seguida las excusas: el calor, los días del Orgullo, la gente "vacacionando" en la playa o en la sierra. La víspera, un ídolo de juventudes, Ibai Llanos, congregó a 70mil personas en el Metropolitano con algo aún más radical y discutible que la tauromaquia: el boxeo. Un llenazo, un impacto mediático ingente y la sensación entre el público de que volverían aunque no distingan una regla del boxeo. En los toros, por su parte, cada vez la gente entiende menos (estamos a la par con el boxeo) pero la empresa ofreció algo tan a contraestilo, tan mal servido, que si quitamos a los turistas, nos quedan 3000 personas en los tendidos. De esos, un 20% el próximo día elegirán la piscina. Y otro 20 la siesta con aire acondicionado. 

Vamos tirando. Ayer 6000. Veremos qué tal tiran las novilladas nocturnas y las otras dos corridas. Mucho intento de glamour en aquella presentación de los carteles por febrero pero estamos ahora en las corridas del cemento. Y no hay derecho. Sinceramente prefiero que no haya toros los domingos. Porque al margen del despropósito ganadero, es una ofensa visual y estética: para los toreros que vienen con sus justas ilusiones; para el público cabal; para los que ven estupefactos y adormilados la retransmisión por televisión; y para los turistas: y esto es, en definitiva, muy peligroso. Porque se irán de Madrid pensando que han acudido a un espectáculo agonizante, abandonado y que estaba muy vacío. Se necesita más que un barniz. Ser ingenioso de verdad, ser productor de verdad y no simplemente andar tirando. 

David Ferrer

El embudo no contenta a nadie.

entrada del 30 de junio de 2023. D.F.  Sobre los carteles.

A falta ya de conocer algunas plazas menores de verano, algunos festejos de septiembre y los carteles otoñales, cada torero y cada apoderado tiene ya la justa dimensión de su temporada. No me extrañaría que alguno cuelgue ya el traje de luces y que otro venda en Wallapop estoques y muletas. Esto es como empezar un curso sabiendo el resultado final. Vaya bien o no cada festejo, y sin contar inesperados percances, cada uno sabe si acabará con cincuenta festejos, con quince o sumará apenas tres. Ayer se presentaron los carteles de Bilbao, hemos conocido hace poco los de Valladolid, Murcia o Albacete y están a punto de salir, por ejemplo, los de Salamanca. Nunca va a existir la cartelería perfecta y menos en un momento en el que la tendencia consiste en reducir festejos, en que sean cerrados y muy concentrados. Así que en cualquier feria uno echará de menos a un torero y otros a siete matadores y a algún aficionado le sobrarán cuatro de los anunciados. Pero los números son lo que son y aquí, salvo excepciones puntuales de algún ayuntamiento, no hay subvenciones como en el cine. Solo Pamplona, gracias a los llenos garantizados de una fiesta que trasciende todo, puede permitirse meter a todo tipo de toreros. El resto aplica la ley del embudo: lo que me conviene y hasta donde llegue. 

Podemos entonces analizar ya la temporada en función de lo visto y en función de lo programado. Vendrán después las puertas grandes, los fracasos, las caídas o los indultos. Ya veremos. Si uno fuera torero de esa parte más baja del escalafón pensaría ya en hacerme funcionario o coach o personal trainer. Y si eres novillero, casi mejor que te pongas a terminar el bachillerato o a estudiar una carrera. Por el embudo solo pasan unos cuantos. Quizá te pongan en un festival en Villarrubia de la Codorniz o en esa corrida del día de la Virgen de agosto en Carcamal del Pedrosillo. Derecho tienen estos pueblos a programar toros. Y bien que hacen. Pero olvídate de las grandes ferias y sus embudos.

Esta ley del embudo la hacen los empresarios y los apoderados, por supuesto. Que miran por su dinero, como es lógico. Pero también lo hacemos los aficionados cuando decimos: este año solo voy a la de Morante, o a la de Roca o a ver si Talavante hace magia. Lo demás suele ser un desierto de cemento, aunque se acartele ese muchacho que estuvo tan bien en Las Ventas o este torero tan exquisito que dibuja verónicas de azahar. La ley del embudo funciona también en los despachos. La casa Matilla impone su triplete (si va Manzanares, también Castella y me cuelas al Fandi) y la casa Vázquez hace lo suyo (donde pongas a Aguado ponme a Cayetano). Y lentamente vas viendo cómo los independientes se quedan fuera. Y los veteranos aguerridos que han dado la talla en la primera parte de la temporada como El Cid, Antonio Ferrera, Manuel Escribano, Paco Ureña, Rafaelillo, Robleño, Uceda Leal y otros cuantos entran a cuenta gotas. Y de las nuevas revelaciones ya ni hablemos: ¿en cuántos carteles de ferias va a entrar Fernando Adrián? ¿Por qué Ginés Marín anda en una tercera fila? Es la economía, estúpidos, es el embudo. Ferias cortas, compromisos de despacho, y tú que estás a verlas venir. Y estás en tu derecho de ir únicamente ver a Roca o a Morante. Que son grandes pero hay mucho toreo aparte.

David Ferrer

Vientos, resoplidos y bufidos

entrada del 23 de junio de 2023. D.F.  De varia lección sobre los límites.

En Las Ventas, como sabemos, los vientos son pertinaces y traicioneros. Tan pronto las banderas están pegadas al asta como que te descomponen la muleta. Antiguamente se decía que los vientos trastornaban las cabezas. Y por algunos tendidos estos soplan huracanados, como tramontanas o la bora del Adriático. Pero, claro, el viento sopla según quien y según como.

En los años ochenta y noventa, a José María Dols Abellán, Manzanares en los carteles, torero exquisito, de sensibilidad muy especial, le soplaban a la contra todos los vientos. Cierto que en algunas temporadas los aires venían forzados por algunos resoplidos de los críticos: Navalón, tan agresivo, y el gran prosista Joaquín Vidal, que anunciaba la llegada del "fino torero de Alicante". Del papel a la grada, estos bufidos se convertían en gracietas o, como decían en el siglo de Oro, en un suave motejar cargado de ironía. Manzanares se sobrepuso con aquella famosa faena de los noventa. Pero no han sido pocos los toreros que han escuchado repentinos bufidos, señalamientos excesivos aunque dos años antes gozaran del favor de andanadas, gradas y tendidos.

La feria de San Isidro 2023 ha sido probablemente la más ruidosa que se recuerde. Y la más ventosa, por igual. Quizá una cosa vaya unida a la otra. Las cabezas se trastornan. Y sí, ha habido gracietas, como las de siempre: "¡Qué guapo eres, Manzanares" le gritó alguien a Dols Samper en medio de una faena insulsa. Pero también vientos y voces a destiempo. "Viva España" cuando el torero se perfila. Recriminarle a Castella su colocación, diez segundos antes de ser cogido. Gritarle a Morante "que te vote Txapote".  A Emilio de Justo, doliente aún, mofarse de su postura. Hay una línea finísima entre la gracia, que tiene la agudeza y arte de ingenio, que dijo un escritor como Gracián, y el insulto y la mala educación. Puedo aceptar lo primero como característico del tendido 7. Pero no los vientos huracanados, desabridos, tempestuosos, con ganas de fastidiar, que hemos vivido muchas tardes, que procedían no solo de ese tendido, seamos justos reconociéndolo. Un silencio frío y destemplado, sin vientos, es a veces el mejor de los reproches. Faltan silencio, modales y buena educación en nuestra sociedad. Y en las Ventas. Menudos bufidos. 


Sueños de novilleros: hoy Sergio Rodríguez.

entrada del 23 de mayo. D.F.  Pasar de la Escuela de Artes a la Capilla sixtina

Como las estadísticas no mienten, puede constatarse que en 1999 el novillero número uno fue El Fandi, el cual lidió nada menos que 58 novilladas. En 2022, Diego García, que tomará este verano la alternativa en cartel de relumbrón, hizo 34 viajes por las plazas de España. No está mal pero debe señalarse que el escalafón novilleril lo componen casi 140 novilleros que tuvieron al menos un paseíllo. Eso sin contar aquellos que participan aún en festejos sin caballos o quienes no han conseguido entrar ni en lo que antiguamente se denominaba una plaza de carros.

Aunque los datos que nos ofrece 2022 y este inicio de temporada en 2023 no son alarmantes puesto que han resucitado algunas plazas y ferias, el camino de los novilleros es siempre incierto y complejo. Lo es para los matadores de toros, así que imaginemos la cantidad de sueños rotos que se frustran en estos aspirantes. Los happy few que consiguen superar las quince novilladas en una temporada son los que podrán aspirar a su alternativa soñada, sea en una gran plaza o en la plaza de su pueblo, lo cual tampoco es malo. El resto deberán ir soñando hasta que el cuerpo, las ilusiones y los ahorros aguanten. En cualquier caso, da la sensación de que el tránsito que se les exige a los novilleros es altísimo, una especie de peldaño gigantesco, comparable a que a un estudiante de una Escuela de Artes, que hace sus prácticas de dibujo, color y modelado, le exigieran de repente pintar la pared central de la Capilla Sixtina. 

Hoy se presenta en Madrid el abulense Sergio Rodríguez. Tras el habitual circuito por plazas de segunda y de tercera, ha cumplido el paso por Valencia, y le toca ahora Madrid y Sevilla. Solo lo he visto una vez en directo: en la plaza de toros de Ávila en las pasadas fiestas de Santa Teresa. A un novillero se le piden demasiadas cosas: arte, despaciosidad y temple, por una parte, y entrega y valor por otra. En sus comparecencias Sergio Rodríguez ha demostrado que tiene unas y otras. Puede ser un torero muy del gusto de Madrid. y Ávila, y Las Navas del Marqués, están al ladito de Madrid. Esperemos a las siete de la tarde. Que embistan los novillos.


Televisión: lo ganado y lo perdido.

entrada del 21 de mayo. D.F.  En este mundo taurino lo fácil es criticar; torear con dinero es ya otra cosa.

La barahúnda que se montó este año en España a propósito de las cuentas de Netflix es síntoma de una concepción muy genuina del dinero. De salón toreamos todos. Con dinero ya muy pocos. Parece que andaba mucha gente compartiendo cuentas de Netflix con veintitantos familiares y amigos hasta que la empresa de la N roja dijo basta. Y salió el español medio: pues me borro. ¿Cuál era el problema? Tener que pagar 9, 10 o 12 euros por un servicio en el que te puedes tragar, si te apetece y te da tiempo, cinco series mensuales y diez pelis.

Es cierto que la estrategia comunicativa de MundotoroTV fue un poco desorganizada al principio y poco acertada. Primero los precios, luego los problemas técnicos del primer día. Y como en este país, y más en el medio taurino, hay un José Tomás en cada casa, todo el mundo a repartir leches y panes. Que si Movistar era mejor, que yo no me apunto, que si yo lo pirateo. Me cuentan que hubo un intento masivo de pirateo los primeros días de MundotoroTV. Menudo ingenio en este país para lo malo. Resulta que se estrena un canal a través del cual puedes ver toda la feria de Abril y San Isidro, y los hay que agudizan su ingenio para no pagar 15 cochinos euros en un mes.

Ya ha pasado la feria de abril y está mediando la de San Isidro. Y la verdad es que no me acuerdo de Movistar Toros. La nueva plataforma te permite ver la corrida en casi todos los dispositivos (yo lo veo en el televisor a través de mi AppleTV) y, lo que es más importante, no hay esclavitud de por medio con Movistar u otra compañía y los aficionados extranjeros pueden verlo aunque estén en Singapur. 

¿En el debe? Es una pena haber perdido el archivo de tantos años de Canal+ y después Movistar Toros. Pero todo se andará y seguro que podrá arreglarse. Con tiempo y despaciosidad. Hay que alarmarse menos y colaborar un poco.

La tozuda dificultad de hacer carteles

entrada del 9 de mayo. D.F.  Si es tan fácil, ¿Por qué no lo haces tú?

Cada semana se anuncian los carteles de al menos dos o tres ferias: toca ahora anunciar las inminentes de Junio (Burgos, Alicante,  Algeciras, Torrejón...), las de Julio (están pendientes Pamplona, ya ha salido Santander) y así sucesivamente. Unas empresas lo hacen con mayor boato y se nota las que manejan adecuadamente las redes sociales.

Todo cartel es siempre motivo de polémica: no se ha contado con X, falta tal ganadería, qué pasó con Y y con Z... Lo cierto los puestos son limitados: atrás quedaron aquellas ferias de provincias de siete corridas en las que cabía hasta el Niño de la Alpargata. Comprendo que el empresario haga cuentas: Roca Rey le llena; Morante está en su momento; El Juli, Talavante, Manzanares llevan su público. Y luego hay que valorar la parte artística, con Juan Ortega o con Aguado. Si pensamos en una feria de tres festejos, contando un festejo de rejones, los carteles ya están completos. Por lo demás, hay empresarios más independientes y más abiertos. Otros tienen que pactar con algunas casas: los toreros de Curro Vázquez, los de Matilla, los de Chopera...

Yo he jugado sobre un papel a hacer combinaciones. Y no es fácil. Y se me ocurren quince nombres que deberían estar en todas las ferias. Pero...

¿Va a ir usted a un cartel en el que toreen tres toreros emergentes? Hay una sensación de repetición. Pero no sé, desconozco por donde se puede abrir esto. Quizá si el público quisiera. 

El toreo descansa, sin darse cuenta, el 16 de mayo.

entrada del 8 de mayo. D.F.  ¿Por qué se descansa en una fecha tan importante?

El efecto Nautalia ha llegado a Las Ventas. Las vacaciones. Cuando se presentaron anticipadamente en una gala soporífera los carteles de San Isidro, pocos se percataron de algunas fechas en blanco. O en fundido en negro. Será que habrá que remozar la arena. O también hay que darle al público un día de libertad como ocurre en los programas de las agencias de viajes como Nautalia: día libre para recorrer la ciudad. Nos vemos de nuevo al día siguiente.

Es cierto que la cartelería de San Isidro a veces se hace larga. En Madrid pesa todo. Más este año en en que habrá comparaciones odiosas con Sevilla. Y no me parece mal que se introduzcan sesiones de descanso. El público está ya "atorado". Ahora, ¿nadie en la organización se ha dado cuenta del 16 de mayo? ¿No se insiste una y otra vez en la pervivencia de ritos, tradiciones y misterios?

El 16 de mayo es el aniversario de la muerte de Joselito. Y en Madrid era conmovedor ese minuto de silencio. ¿Por qué cargarse, seguramente sin motivo y sin intención, alguna de las tradiciones tan bellas?

Qué bonito hubiera sido una corrida Gallista el 16 de mayo. Con Morante, por supuesto.


Si se pierde El País...

entrada del 7 de mayo. D.F. La acorazada antitaurina toma El País. Tranquilos: son diez gatos...

Si perdemos El País, no se pierde un pueblo de la batalla, se pierde un continente. Desde los tiempos de Joaquín Vidal hasta las crónicas y textos críticos de Antonio Lorca, el periódico El País es un balcón necesario en una comunidad de vecinos no precisamente proclive a la tauromaquia. Algunos dirán: vale, está La Razón, ABC, El Mundo y las crónicas de Barquerito en algunos medios, junto a algunos periódicos locales como La Gaceta de Salamanca. Sí, y son importantes. Pero más importante es que la tauromaquia, La lidia, como siempre la denominó El País, siga teniendo su espacio en la edición digital de ese periódico. Es necesario. Es apremiante conservarlo.

El rabo cortado por Morante trajo, sin embargo, una novedad: por primera vez en los últimos años, una crónica de Antonio Lorca pasó de la edición digital a la edición papel y PDF. Algún interés lector vería el periódico en ello. Y, claro, llegó la acorazada anti. En realidad, son los mismos todos los días, pero muy persistentes, agresivos y canceladores. Y mientras, los aficionados mirando al tendido. A las moscas. Yo ya he ido publicando comentarios en las páginas de El País. ¿Y tú? Son diez gatos. Pero es que el resto, nosotros, guardamos silencio. Si se pierde El País...